28 de noviembre de 2009

El Modo Arbusto

Hace tiempo que lo descubrí, y estoy realmente feliz con ello. Nunca creí que pudiera serme tan útil, entre otras cosas, porque nunca creí que existiera gente tan obscenamente absurda.

Por circunstancias, últimamente me he visto envuelta en cientos de conversaciones en las que, a veces, me veía obligada moralmente a contestar, otras veces, me veía obligada moralmente a discutir, y en todos los casos, hacía una mala uva que no me compensaba en absoluto...


Me refiero por ejemplo, a ese tipo de conversaciones en las que participan 6 ó 7 “hombres”, y como representante del género femenino me encontraba más sola que La Una.
Conversaciones en las que, dependiendo de la cara que se le viese a una mujer un día u otro, estaba mejor o peor “follá” para el gilipollas que la juzgaba, sin percatarse del careto que todos los días tenía su Señora Esposa. Otras conversaciones, en las que el éxito profesional de una mujer dependía del número de veces que se la había beneficiado tal Señor... En fín, supongo que pueden hacerse una idea más o menos del contexto conversacional.

Al principio era algo que podía conmigo. Intentaba hacer entender que las cosas no eran así, que a lo mejor eso no era como se estaba contando, y a medida que argumentaba y debatía, la burrada inicial se sobredimensionaba. La sangre se me calentaba, me subía a la cabeza, y al final, todo menos yo volvía a su ser, es decir, todo el mundo más feliz que unas parihuelas, y yo con una mala leche que no podía más.

Soy muy terca, ¡¡mucho!!, y por eso tardé tiempo en verlo. Después de que esto me sucediese en varias ocasiones con la misma gente, e idéntico resultado, me dí cuenta de que no servía absolutamente para nada intentar hacer ver a quien no puede, no quiere, o simplemente a quien “no llega”.

Entonces fue cuando descubrí la verdadera utilidad del nuevo Modo, que acuñé como “Modo Arbusto” o simplemente “Matojo”. Me dí cuenta de que realmente podía aislarme en una especie de burbuja invisible en la que, mientras llovían estupideces alrededor, yo tenía un tiempo para mí, para pensar en mis cosas, en lo que tenía que hacer, en lo que había hecho la víspera.... en lo que fuese, en cualquier cosa, menos en lo que estaba sucediendo a mi alrededor, que entre otras cosas me producía vergüenza ajena, y yo no tenía manera de solucionar.

Con el tiempo he descubierto infinidad de posibles aplicaciones del Modo Arbusto, a medida que descubría infinidad de posibles bocazas, o situaciones en las que, es igual lo mismo dá, que dá lo mismo. He ganado tranquilidad, y ahora ¡¡he mejorado con la práctica!!. Últimamente he descubierto que incluso soy capaz de sonreir mientras me mantengo “Arbusto Mode On”. ¡¡Es perfecto!!.

Como conclusión final, he llegado al punto de que mis opiniones, mis ideas, y mis pensamientos, son sólo para quien se los merezca, para quien los escuche, para quien los valore esté de acuerdo con ellos o no, pero para nadie más.
No tengo que enseñarle a ningún imbécil lo estúpido que es.
Supongo que la vida se encargará, aunque francamente, tampoco me preocupa.


No es mi misión.
Estoy aquí para muchas otras cosas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aylita, cómo me alegro de leerte y de leer una exposición tan ácida como sutil y acertada:

¡Yo llevo empleando el Modo Arbusto años!

De hecho les digo habitualmente a mis (pocos) amigos que prefiero estar con ellos sólo con uno cada vez, no con varios, para que la conversación no derive así a temas comunes y a menudo tan ajenos e indiferentes para mí.

Pero contigo:

Modo muy muy alerta ON

Un beso.

Ayla dijo...

Hola Capitán!!
Que gustazo verte pasear por aquí.
Muchas gracias por tus comentarios, que sepas que espero muuuchos más.
Un abrazo